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Reaparece Eupalamides guyanensis ¡Es urgente actuar ya!

Luego de 20 años, reapareció en los Llanos Orientales el barrenador gigante de la palma de aceite

Adulto de Eupalamides guyanensis posado en una base peciolar de palma de aceite. Por: Rosa Cecilia Aldana de la Torre.

Luego de 20 años, reapareció en los Llanos Orientales el barrenador gigante de la palma de aceite: Eupalamides guyanensis (Lepidoptera: Castniidae). Su presencia ha ocasionado daños importantes en el cultivo de la palma de aceite, los cuales muchas veces son imperceptibles debido al hábito barrenador (de hacer agujeros o galerías en las inflorescencias, el pedúnculo de los racimos y en el estípite de las palmas) de sus larvas y la actividad crepuscular de los adultos, los que lo convierten en un enemigo silencioso y poco observado.

Las larvas, es decir el estado inmaduro de este insecto, barrenan los racimos, las inflorescencias en formación y el estípite, lo que ocasiona un impacto negativo en la producción. Las palmas que son severamente atacadas pueden quedar improductivas e, incluso, morir por las barrenaduras en el estípite.

Daño ocasionado por larvas de Eupalamides guyanensis en racimos, inflorescencias y en estípites de la palma de aceite. Foto: Rosa Cecilia Aldana de la Torre.

El largo ciclo de vida de E. guyanensis es una de las características que la convierten en una plaga de cuidado, de huevo a cuando emerge como adulto se tarda entre 11 y 13 meses. Las larvas pueden tardar entre 8 y 10 meses hasta convertirse en pupa, es decir, el momento en el que inician la metamorfosis para transformarse en adulto. Luego, se ubican en las bases peciolares, allí tejen un capullo en el que permanecen alrededor de 30 días hasta la aparición del adulto.

Estos, por su parte, tienen una longevidad aproximada de 18 días, no se alimentan y no son atraídos hacia fuentes de luz. Las hembras pueden ovipositar alrededor de 500 huevos en grupos de 20 a 40, los cuales dejan caer sobre la corona de racimos.

Para establecer un adecuado manejo de E. guyanensis es fundamental detectar oportunamente algún indicio de este insecto, ya sean huevos en la corona de la palma; exuvias de las pupas (piel de desecho que queda después de la muda) en las bases peciolares, justo debajo de la corona o el suelo; adultos posados en el estípite de las palmas o en el follaje o racimos barrenados durante la cosecha.

Una vez detectado, es necesario implementar las labores para su monitoreo y control como la captura de adultos con jama y el uso de un punzón, herramienta que ha sido desarrollada por la plantación Palmar de Santa Bárbara S. A. S. para el monitoreo y control de larvas y pupas en las bases peciolares, útil especialmente en plantaciones menores de 10 años.

El punzón consiste en una T elaborada en varilla de acero (de 1/2 pulgada) que termina en punta. Se utiliza para detectar focos del barrenador mediante muestreos 10 x 10 (cada 10 líneas, cada 10 palmas), donde, posteriormente, el personal de sanidad elimina, palma a palma, las larvas y pupas de las bases peciolares en los focos detectados, usando el mismo artefacto.

Con el propósito de disminuir el daño en los racimos, es necesario mantener los ciclos de cosecha entre 8 y 10 días, lo que permite eliminar las larvas antes de completar su ciclo. Al realizar la poda semestral teniendo cuidado de no dejar bases peciolares largas (cachos) se evita que los huevos se acumulen en estas justo por debajo de la corona y se disminuye la posibilidad de que las larvas se desarrollen y barrenen el estípite de la palma.

Monitoreo y control de larvas y pupas de E. guyanensis con el punzón desarrollado por la plantación Palmar de Santa Bárbara S. A. S. Rosa Cecilia Aldana de la Torre.

La liberación masiva de Ooencyrtus sp., parasitoide de huevos de E. guyanensis es una alternativa eficaz para su control. Esta práctica es muy popular y exitosa entre los palmicultores que implementan cada vez con más frecuencia y rigurosidad. Igualmente, la metodología para la multiplicación de Ooencyrtus sp. es fácil de adoptar.

En la Zona Oriental ha habido incrementos inadvertidos en la densidad de las poblaciones de este insecto y un aumento en las áreas de distribución han pasado desapercibidos debido a la baja frecuencia de los monitoreos para su detección, por el hábito crepuscular de los adultos, o porque en algunos casos, el manejo recomendado no se aplica o se desconoce.

Por esta razón, el Área de Entomología de Cenipalma ha realizado actividades de capacitación encaminadas a alertar a los palmicultores sobre la importancia de la detección oportuna de E. guyanensis y la aplicación de las prácticas para su manejo en las diferentes subregiones. Estas acciones que han sido posibles gracias al apoyo de los equipos de extensión, del Programa Sectorial de Manejo Fitosanitario de Cenipalma, a través de la estrategia comunicación del riesgo y el concurso permanente de la plantación Palmar de Santa Bárbara S. A. S. y de la mesa de sanidad de Puerto Gaitán.

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