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El Palmicultor
Natalia Molina Maestre, una joven de 28 años que cuenta con pregrado y maestría, le dice a la juventud profesional que sí es posible trabajar y tener éxito en el campo. Natalia es diseñadora industrial, egresada de la Universidad Jorge Tadeo Lozano de Bogotá, con magíster en Gestión del Diseño; actualmente es un relevo generacional de la finca Los Guayacancitos, ubicada en la zona de Vadillo, en el departamento del César.
Es una finca que no solamente se dedica a la producción de palma, sino que también tenemos ganadería y arroz; entonces, con la ayuda de todo el gremio hemos logrado ayudar también a todo el sistema laboral de los trabajadores y enseñarles cómo capacitarlos, con las herramientas y los equipos necesarios.
Para su trabajo de maestría, Natalia quiso realizar un proyecto para dar a conocer el trabajo del campo. “Vi la necesidad de que el trabajador tuviera un soporte laboral, porque ellos, de pronto, salen de la finca de alguien y quedan desocupados, libres, y no tienen alguien que los recomiende”, cuenta.
A partir de esa iniciativa, esta joven empezó a involucrarse más de lleno con la finca, a ver cómo se encontraban sus trabajadores, y todo lo concerniente al sistema laboral. “Ahí es donde mi papá, Ricardo Mario Molina Araújo, de 58 años, en el relevo generacional, decide colocarme a mí para liderar la empresa. Ahora mi papá se dedica a pasear en su moto”, comparte.
En los dos años que tardó el proyecto de la maestría más otro año de trabajo continuo en la finca, los otros cuatro hijos de don Ricardo quedan impresionados por la gestión realizada hasta ahora por Natalia: “En tres años he logrado hacer que la empresa, que la finca crezca, también en la parte de sostenibilidad. Entonces, eso nos ha ayudado muchísimo”, recalca esta joven.
Jóvenes: sí se puede
Durante este breve, pero muy productivo tiempo, para Natalia ha sido muy especial trabajar en el sector, por ello, se anima a decirles a los jóvenes profesionales: “Todos podemos trabajar en el ámbito. Independientemente de cuál sea nuestra profesión, todos somos capaces de liderar proyectos, todas las carreras, todas las personas, que igual tienen sus técnicos. Los jóvenes son capaces de hacerlo; o sea, no le tengamos miedo al campo. El campo es muy chévere, pero tiene que gustarte, porque esta es una cuestión de que te agrade, de meterte al monte, conocer, mirar qué es lo que sucede. Entonces, sí se puede. Le recomiendo a los jóvenes, si tienen ese relevo generacional en su familia, métanse de una a trabajar en el campo”.
En todo este proceso, Natalia ha tenido importantes satisfacciones, como la de “entender, conocer y proteger a mis empleados, porque con el apoyo de todo nuestro Núcleo Promotora Hacienda Las Flores S. A. S., he podido comprender que al trabajador hay que darle una calidad de vida, porque gracias a ellos nosotros tenemos estudios. Y nosotros también podemos ayudarlos a ellos, porque igualmente logran impulsarse, crear sus propias ‘tierritas’, comprar sus casas y todo. Entonces, para mí eso ha sido lo que me ha dado: el conocimiento, aprender, enseñar y divulgar experiencias”.
El interés que llevó a esta joven en el relevo generacional a involucrarse en el proceso productivo de esta finca fue el de mejorar las condiciones laborales de sus colaboradores y, por ello, es coherente que el sueño para esta líder palmicultora sea que “mis trabajadores sean felices trabajando con nosotros, se sientan a gusto, tranquilos y apoyados”.