Por:
Juan Sebastián Moreno, Asistente de Comunicaciones de Fedepalma
Pilar Figueroa Ruiz nació en Bucaramanga y tiene 61 años. Esta bumanguesa y palmicultora relata que tuvo su primer contacto con el cultivo de la palma de aceite en el año 2009 por una visita al predio de unos amigos en el corregimiento de San Rafael de Lebrija (Santander) y en donde ellos ya se encontraban adelantando las primeras siembras de cultivares.
Fue así y gracias al esfuerzo y empeño que le estaban colocando sus amigos a las plantaciones, que inspiraron a su esposo y a ella para compartir esta idea del proyecto de la palma de aceite con sus suegros y, de esta forma, emprender en el sector junto a su familia, ya que eran vecinos en las fincas y contaban con el terreno para iniciar como productores.
Mi suegro toda la vida había sido ganadero, pero yo quedé tan impactada con la idea del cultivo de la palma de aceite que impulsé la iniciativa porque era una buena inversión y entonces nos asesoramos de la mano de Indupalma y así tomamos la decisión de realizar las siembras.
Su camino hacia la sostenibilidad
En la actualidad, Pilar Figueroa y su esposo tienen 94 hectáreas de palma de aceite de material Elaeis guineensis en el predio Villa Nueva, ubicado en el municipio de La Esperanza, Norte de Santander y, aunque al principio tuvieron algunas dificultades en la producción, por medio de la empresa Agropalmares S. A. S., y Cenipalma, aprendieron más sobre el sector y de cómo realizar buenas prácticas agrícolas en su cultivo.

Una palma no solamente es dinero, es vida, porque detrás de cada palma y persona también hay una familia que está viviendo del sector y por eso nos organizamos para cambiar muchas cosas y es una emoción muy grande por lo que hemos conseguido y queremos seguir haciendo más por nuestros empleados.
Asimismo, añadió que es fundamental el apoyo que han recibido de Agropalmares S. A. S., y Fedepalma porque han visto el cambio en los suelos y el aumento en la productividad.
Por medio de las buenas prácticas hemos podido avanzar e hicimos que el cultivo tuviera un buen manejo nutricional y sanitario. Además de las herramientas para un buen manejo del paisaje y en la parte social nuestros colaboradores cuentan con sus beneficios laborales y todos están formalizados.
Finalmente, Pilar Figueroa dijo que hoy en día se siente feliz y con mucha energía para continuar aportándole al sector y para compartir sus conocimientos con productores que apenas están comenzando y así reafirmar su compromiso de que la palma es desarrollo.