Por:
Carlos Ricardo Bojacá, Investigador Titular II, Cenipalma
Andrea Zabala-Quimbayo, Asistente de Investigación II, Cenipalma
Ante las evidentes implicaciones que tiene el clima en el desarrollo del ser humano y su entorno, es esencial fortalecer la comprensión de las variables meteorológicas y la predicción climática. Este fortalecimiento es especialmente crucial debido al impacto directo que tiene la modificación de la ocurrencia de los períodos de lluvias y sequías, que anteriormente se consideraban bien conocidos y se adoptaban para programar y manejar los cultivos y las cosechas. La relevancia de estos temas ha aumentado a nivel mundial, principalmente para proponer acciones de adaptación y gestión del riesgo por parte de diversos sectores productivos. Estos sectores deben enfrentar la alteración de los patrones climáticos, los cuales son fundamentales para la administración de las actividades propias de la agroindustria.
En cuanto a los impactos relacionados con la variabilidad climática, se observan varias consecuencias, como las condiciones predisponentes para el desarrollo de plagas y enfermedades, la disminución de la producción, y la baja calidad de las cosechas. Estos factores resultan en menores ingresos para el productor y un alza en los precios de los productos, lo cual tiene un impacto significativo en la cadena de productividad. Estas circunstancias obligan a hacer más eficientes y sostenibles las actividades y procesos del sector agrícola.
De manera similar, el sector agroindustrial de la palma de aceite es especialmente sensible al déficit hídrico debido a la posible disminución de la productividad de los cultivos. Por lo tanto, es necesario adoptar técnicas de gestión del agua más eficientes, basadas en la toma de decisiones informadas. Los avances en electrónica y telecomunicaciones se han implementado con éxito para aprovechar diversas tecnologías disponibles en el estudio de las condiciones agroecológicas de las áreas de cultivo. Esto ha permitido analizar la influencia de la variabilidad climática en la productividad, mitigar impactos ambientales y desarrollar actividades agroindustriales sostenibles a largo plazo.
Análisis de la variabilidad y tendencias de la precipitación en municipios palmeros
A través de la información climática global proveniente de observaciones meteorológicas de varias fuentes, se analizó la precipitación en los municipios palmeros de Colombia, con una resolución espacial de 5 x 5 km, durante los últimos 30 años. Los objetivos de este trabajo consistieron en entender los impactos climáticos históricos y, paralelamente, identificar tendencias que permitan visualizar el comportamiento futuro de la precipitación en estas áreas.
El promedio histórico de la precipitación presenta una variabilidad significativa en la distribución a lo largo del país (Figura 1). Las zonas ubicadas en la región del Pacífico, como por ejemplo Tumaco, presentan los valores más altos de precipitación, superando los 5.000 mm anuales. Esta área es conocida por su clima húmedo y las altas tasas de precipitación debido a la influencia de la corriente cálida del Pacífico y la topografía montañosa que favorece la condensación y precipitación. De otra parte, los departamentos de Meta y Casanare de la zona Oriental muestran valores de precipitación más bajos, oscilando alrededor de los 3.000 mm anuales. De forma similar, los municipios cercanos a la Sierra Nevada de Santa Marta, así como aquellos que forman parte de la zona Central presentan rangos de precipitación similares, debido a la alta influencia orográfica. En contraste, los municipios de la zona Norte registraron precipitaciones promedio inferiores, alrededor de 1.000 a 1.500 mm anuales, reflejando el clima seco característico de esta región.

Al considerar el comportamiento de la precipitación a lo largo del tiempo (Figura 2), se observa que la zona Suroccidental ha presentado la mayor variabilidad y los valores más altos de precipitación, con picos que superan los 4.000 mm anuales y una tendencia creciente a lo largo del tiempo. En contraste, las zonas Central y Oriental, muestran tendencias decrecientes de precipitación. En el caso de la zona Norte, a pesar de las fluctuaciones año a año, no muestra una tendencia definida, manteniendo un promedio alrededor de los 2.000 mm anuales.

Estudios a nivel global han indicado que la frecuencia e intensidad de eventos climáticos extremos se han incrementado debido a los impactos del cambio climático. Uno de los indicadores empleados para estudiar la ocurrencia de precipitaciones extremas es el número de días al año con precipitaciones superiores a 50 mm (Figura 3). De acuerdo con este indicador, es claro cómo la zona Suroccidental experimenta el mayor número de días con tormentas fuertes, mostrando una tendencia creciente a lo largo del tiempo. La zona Oriental, caracterizada por la influencia amazónica y los Llanos orientales colombianos, muestra una frecuencia moderada pero relativamente estable en cuanto al número de días con tormentas. Las zonas Central y Norte, debido a su topografía y patrones de circulación atmosférica particulares, presentan cantidades de días con tormentas similares, con ligeras fluctuaciones anuales.

Estas diferencias reflejan la diversidad geográfica y climática de Colombia, donde factores como la orografía, la proximidad a masas de agua y los sistemas de circulación atmosférica interactúan para crear microclimas específicos. La variabilidad observada, especialmente los picos o valles en ciertas zonas y años, se relacionan con fenómenos climáticos como El Niño o La Niña. La tendencia al aumento en la zona Suroccidental, contrastada con la relativa estabilidad en otras zonas, sugiere que los impactos del cambio climático se están manifestando de manera diferencial en las zonas palmeras de Colombia, lo que subraya la importancia de estrategias de adaptación específicas para cada zona en la gestión de los cultivos de palma.