Por:
Álvaro Hernán Rincón Numpaque, Asistente de Investigación de Cenipalma
Paola Zarate Gómez, Extensionista II de Cenipalma
El cambio en las condiciones climáticas recientes por efecto del fenómeno El Niño ha ocasionado sequías extremas, aumentos de temperatura atípicos y han aumentado el riego de incendios en algunas plantaciones de la Zona Central. Por tal motivo, en abril de 2024, en el marco de la reunión del comité local de Sur de Bolívar, se realizó un conversatorio sobre el manejo de los cultivos afectados por incendios. Este tema ha adquirido bastante importancia, debido a que en lo corrido del año se han presentado conflagraciones de diferente intensidad, que han afectado cerca de 200 has de palma de aceite.
En primer lugar, se destacó la importancia de realizar buenas prácticas para prevenir incendios, haciendo énfasis en la adecuada planificación de los entornos palmeros, las buenas prácticas de cultivo y las practicas generales de manejo de residuos, establecidas en el ‘Decálogo de buenas prácticas para prevenir incendios durante el Fenómeno El Niño en el sector palmero colombiano’, publicado por Fedepalma. El papel que juega la administración de las plantaciones en la prevención de estos problemas es crucial, ya que en la zona se identifican fácilmente las épocas más susceptibles a los incendios, se pueden activar los procedimientos y adquirir los insumos y equipos necesarios para contrarrestar los connatos de incendio con suficiente antelación. Adicionalmente, se resaltó la importancia de incrementar la vigilancia de los cultivos en estas épocas, con el fin de identificar de manera oportuna los primeros focos de incendios y detectar oportunamente a los responsables, debido a que la mayoría de los incendios son provocados por personas ajenas a las plantaciones.
Por otra parte, se discutieron los efectos de los incendios en grandes áreas cultivadas con palma de aceite, en las cuales tanto el cultivo como la cobertura del suelo son destruidos, afectando la productividad.
Después de los incendios, el suelo queda desprotegido y puede ser fácilmente erosionado por acción del agua y el viento. Adicionalmente, el fuego afecta la biología del suelo, por calcinación de los macro y microorganismos, que cumplen importantes funciones en la sostenibilidad de los ecosistemas. Estas funciones incluyen la descomposición y mineralización de la materia orgánica, el reciclaje de nutrientes, la reducción de gases de efecto invernadero y la formación de relaciones simbióticas con las raíces de las plantas, favoreciendo su crecimiento, desarrollo y productividad. Por otra parte, los incendios también afectan las propiedades físicas del suelo, al consumir las raíces de las plantas y la materia orgánica, derivando en la destrucción de la estructura, con efectos negativos en la porosidad, el movimiento de agua y la retención de humedad.
Considerando lo anterior, se discutieron diferentes acciones para contrarrestar los efectos negativos de los incendios en el suelo y los cultivos de palma. Las acciones propuestas incluyeron:
1. Retirar los escombros y restos de vegetación de gran tamaño: estos residuos pueden interferir con las labores del cultivo y la recuperación de las palmas quemadas y pueden ser foco de nuevas conflagraciones. De igual manera, realizar un censo de palmas para identificar y erradicar las palmas muertas y centrar las acciones en la recuperación de las demás.
2. Evitar la labranza del suelo: la remoción del suelo puede dejarlo más expuesto a la acción del agua y los vientos, agravando su degradación. Por otra parte, las cenizas que quedan en superficie contribuyen a la protección inicial del suelo y proporcionan una primera fuente de nutrientes para las arvenses que se desarrollen a futuro. Dejar el suelo sin intervención favorece además la germinación de algunas semillas que se escarifican por acción del fuego. Si se invierte el perfil mediante labranza, la regeneración de la cobertura nativa tardará más tiempo.
3. Realizar riego al cultivo: tanto en las calles del cultivo como en los platos de la palma, las aplicaciones de agua contribuyen a la reactivación biológica del suelo y favorecen la rápida recuperación de las palmas quemadas. Estas aplicaciones pueden ser complementadas con soluciones de agua melaza al suelo al 5 % y algunas cepas de microorganismos benéficos para mejorar la actividad biológica a corto plazo.
4. Proteger el suelo con coberturas con alto contenido de humedad: en el caso particular de la palma de aceite, la disposición de tusas frescas en los platos y las calles de cultivo puede contribuir a este fin.
5. Sembrar coberturas leguminosas: como complemento a la recuperación de las coberturas nativas, la siembra al voleo de leguminosas de rápido crecimiento, como el Kudzú en plantaciones jóvenes, es de utilidad para generar cobertura y proporcionar biomasa al suelo en poco tiempo.
6. Manejo de las palmas quemadas: como primera medida, es necesario proporcionales aguas mediante riegos frecuentes para favorecer la recuperación de las raíces y la emisión foliar. Una vez se obtengan al menos seis hojas nuevas sanas y se cuente con la formación de nuevas raíces, se pueden iniciar aplicaciones de fertilización, principalmente de fuentes fosfóricas y nitrogenadas que contribuyan al desarrollo de nuevas raíces y el crecimiento vegetativo inicial. La fertilización edáfica puede complementarse con aplicaciones foliares de microelementos (especialmente zinc y boro), aminoácidos y soluciones agua: melaza al 0,5 % con el fin de recuperar las plantas del estrés y favorecer la emisión de hojas nuevas.
7. Poda de hojas afectadas: una vez recuperado el dosel, se puede realizar la poda de las hojas dañadas por el fuego. Estas hojas se pueden disponer en el plato de las palmas jóvenes para mantener la retención de humedad, o bien se pueden disponer en las interlíneas en palma adulta.
Por último, se concluyó que el manejo oportuno de las áreas afectadas por incendios permitirá recuperar la actividad biológica del suelo y reducir el estrés del cultivo, contribuyendo a su recuperación y permitiendo su reactivación económica a corto plazo.