domingo, 20 de julio de 2025 - ISSN en línea 2744-8274

Juan Perea, un promotor de semillas de paz y bonanza en el Urabá

Juan Perea, un promotor de semillas de paz y bonanza
Foto: Gabriel Molano

Rostros de la palma

En los espacios generados en el Congreso Nacional de Cultivadores de Palma de Colombia, uno de los aportes más estimados que brinda es permitirle a la comunidad del sector conocer algunos rostros de la palmicultura nacional, que se destacan por su espíritu emprendedor, consagrado y comprometido con el afortunado mundo de la palma de aceite.

Uno de ellos es Juan Perea, proveniente de la región de Urabá, quien acudió a la versión 53.ª del congreso y consideró muy significativa su asistencia, incluso desde el instante de su desplazamiento hacia el Centro de Eventos Valle del Pacífico, ubicado en Cali, donde se llevó a cabo este certamen.

“Es la primera vez que monto en avión y este es el primer congreso en el que participo, gracias a Dios y al Núcleo Bioplanta, que me dio la oportunidad de venir acá. Y con la primera vez que montó en avión me tocaron tres escalas: primero, en un avión pequeño que fue de Apartadó a Medellín; siempre me dio susto. Luego uno grande de Medellín a Bogotá y, de noche, de Bogotá a Cali”.

Juan asistió al congreso como líder del proyecto Semillas de paz, desarrollado por la Fundación Bioplanta,que promueve el cultivo de la palma de aceite en Chocó. “Yo fui quien propuso la idea de llevar el proyecto a la región del Chocó. Ahora hay más de 30 productores que tienen sembrada palma de aceite y ya hay más de 100 en espera de semilla. Yo planté un vivero allá en la región de Chocó. Sacan más de 40.000 palmas cada ciclo. Por eso estoy acá, por ser el líder; para aprender y llevarles conocimiento”, comentó con un alegre y orgulloso sentido de responsabilidad.

Un empuje que inspira

Perea es palmero desde hace 3 años y medio y cuenta con 8 hectáreas de palma híbrida OxG en su finca llamada Doña María. Desde hace seis meses está cosechando de la mitad de sus plantaciones y en las otras cuatro tiene plantación nueva.

Antes de ser palmicultor, Juan era platanero, pero los resultados obtenidos con esos cultivos no eran los deseados: “Yo perdía mucho producto, había mucho déficit de precio, estabilidad de la planta, porque había mucho viento; entonces me le acerco a un vecino y me da la oportunidad de ser palmicultor”, rememora.

Para Juan, la transición de cultivo ha sido lo mejor que ha podido pasarle en materia de agricultura. “Toda la vida he sido agricultor y la palma es lo máximo: más relajación laboral, más fácil para trabajar”.

Y es que Perea tiene muchas razones para estar muy satisfecho por el fruto de su trabajo con la palma de aceite: “Durante los años que he estado cosechando, he estado entre los tres primeros de calidad de formación de fruto. He llegado hasta el 100 %, 98 %; lo mínimo que he bajado ha sido 88 %, pero siempre he estado en 96 %, 98 % y 100 %”, destaca.

Con una jornada que comienza a las 6:30 de la mañana y se extiende hasta las 5:00 de la tarde, con un descanso de una hora a mediodía para almorzar y tomar una breve siesta, Perea le adjudica el excelente desempeño de sus plantaciones de palma de aceite al manejo fitosanitario, la dedicación, el esfuerzo y el cuidado que hace él mismo. “Todo lo hago yo, como la polinización y la sanidad vegetal”, asegura.

Este férreo palmicultor no tiene empleados, él trabaja sus cultivos solo, aunque algunas veces lo ayuda su sobrino de 18 años en determinadas labores.

Las expectativas de Perea con la palma de aceite es seguir creciendo y mejorar su calidad de vida y la de su familia, compuesta por su mamá, dos hermanas y tres hijos. “Quiero una casa digna para mi mamá con ayuda de Dios”, expresa.

Con la alegría que lo embarga por ayudar a otros a incursionar en el próspero mundo de la palma de aceite, para que también mejoren sus condiciones de vida, Perea envía un mensaje a los palmicultores que apenas están empezando: “Les digo que le hagan con todo a la palma, que es lo máximo, y que es un cultivo que genera muchas garantías tanto de producción como económicamente”.

Al tener la certeza de que ha sido un espejo para que muchos productores se animaran a sembrar palma, Perea expresa con emoción cómo reaccionarán sus colegas palmicultores por su participación en el congreso: “El 90 % de los compañeros no saben que estoy acá [sonríe]. Cuando llegue allá y empiece a subir fotos es que se van a admirar”.

Juan Perea es un digno ejemplo que el mundo de la palma de aceite se goza y se comparte con el corazón.  

El Palmicultor
98 Posts
ANUNCIO
ANUNCIO
LO ÚLTIMO

Temas relacionados

Usamos cookies para conocer y mejorar tu experiencia de navegación de acuerdo con nuestra política de privacidad. Conócela aquí