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Leidy Montiel Ortiz, Asistente de Extensión de Cenipalma. Heiner Torres, Tecnólogo de Extensiónde Cenipalma.
En el municipio de El Copey (Cesar),la palma de aceite ha sido una gran aliada para los agricultoresde esta región, tal es el caso de Jorge Páez Moreno, un palmicultor que decidió apostarle a este cultivo desde 2013.
Páez empezó a conocerla cuando trabajaba en Palmeras de la Costa S.A., allí se interesó por elcultivo y se proyectó como palmicultor.“Le propuse a mi tío, que entráramosal proyecto Asociativo de Palmicultores de El Copey (APACOT)porque sembrar palma era el cultivo que estaba de ‘moda’ en ese tiempo”.Y con el apoyo de Palmeras de la Costa S. A.como garante de su sueño, sumeta comenzó a materializarse.
Sin embargo, uno de los retos que le tocó enfrentar fueel estado de la tierra,puesto que allí tenían ganadería.Además, en época de verano “esto quedaba un peladero y los animales sufrían”,mencionó Jorge.
Aprenderpara mejorar el suelo y hacer un uso eficiente de la poca agua con la que se cuenta
Jorge aseguraque anteriormenteen su tierra hubocultivo de algodón y que el terreno no tuvo un buen manejo durante largosaños,por lo tanto,los suelosde su parcela sedegradabanprogresivamente: “El daño que ya se le había hecho al suelo era grandísimo, era un suelo desnudo, en donde en épocas de lluvia salía un pastico corto y por zonas. Las condiciones de disponibilidad de agua erancomplicadas”.
Residuos de poda aplicados palma a palma. Foto: Heiner Torres.
Por eso, se dedicó a implementar las mejores prácticas agronómicas para aprovechar al máximo el agua disponible del pozoy recolectar las aguas lluvia, que en la zona son alrededor de 1.000 mm al año, presentando hasta 6 meses de déficit. “Yo sabía que si regaba por inundación, el agua no me iba a alcanzar y por eso seguí con el ánimo para implementar el riego presurizado, ya que no contamos con un río o quebradas cercanas”.
Residuos de poda aplicados palma a palma. Foto: Heiner Torres.
En 2013,inició la implementación del riego por micromanguera a toda la finca.Sistema de riego que se acomodaba a su presupuesto, tratando de ser más eficiente. Tres años más tarde, luego de asistir a un día de campo del Núcleo y Cenipalma, al conocer los beneficios de la tusa empezó la aplicación en el cultivo.Adicional a estas prácticas,buscóotra manera de aportar materia orgánica a las palmas, recolectando el material vegetal del que podía disponer en el pueblo y sus alrededores, recogiendo residuos de podas de árboles de las vías, de jardines, todo lo que pudiera aportarle al suelo protección y nutrientes.
En 2017 también, decidió aplicar a su palma favorita “La Pechichona”, el doble de las prácticas agronómicas que conocía: aplicación de tusa, material vegetal, fertilización adecuada y riego. Luego de un año y medio, vio que “La Pechichona” tenía muchos racimos, a diferencia de las palmas a las que no les había realizado el mismo tratamiento.
Entonces, desde 2018, Jorge Páez se convirtió en un productor referente, promoviendo las mejores prácticas con sus vecinos y allegados, y empezó a ser parte de los productores líderes del Núcleo en compañía de Cenipalma. Esto lo incentivó a dar el siguiente paso con la siembra de cobertura de leguminosas y, como iniciativa propia,a sembrar árboles maderables,nativos,frutales, alrededor de su finca y en cada espacio que teníapara atraer la fauna y robustecer la flora que existíaen su región.
Coberturas. Foto: Esneider Angarita C.
“El cambio de la finca ha sido muy grande, y lo pude ver desde el año 2019. Gracias a todo lo que he hecho, el suelo se harecuperado. Se puede ver que ya no son unos “peladeros” como era antes, se puede mirarcómo está el sotobosque, la cantidad de árboles, las coberturas, y el verde de la plantación. Hay vida”, comentóel productor.
Palma “La Pechichona”. Foto: Esneider Angarita C.
Yo empecé con 900 kilos de racimos de fruta fresca (RFF) mensuales, el primer corte. Luego fuimos subiendo de 1, 2 toneladas, luego 3 y así fuimos subiendo. En 2021, cerramos en 18,5 toneladas y la meta este año es llegar al menos a las 24 toneladas.
Jorge Páez Moreno, palmicultor.
En pro de seguir mejorando en el manejo del agua, se evaluóel sistema de riego, loque evidenció la uniformidad del sistema estaba en el 50%, estableciendo los ajustes para su mejora. Iniciando con el manejo del tanque cenirrómetro, el pluviómetro, lacaracterizacióndel suelo de la plantación, para así construir el balance hídrico y programar el riego eficientemente.
Foto: Esnéider Angarita C.
Soy de las personas que se ponen metas. Por eso siempre me propuseque mi cultivo fuerasostenible y rentable, y gracias a Dios lo estoy logrando.Con las ganancias que me genera, he podido emprender otros negocios. Tengo una hija de 7 años, todo este esfuerzo para brindarle bienestar y una educación de calidad. A ella la he traído a la finca para que camine conmigo, y le voy enseñando para que a futuro se interese y le guste la tierra.
Jorge Páez Moreno, palmicultor.
Como Jorge, se tienen muchos palmicultores en la zona que quieren salir adelante con su cultivo de palma, con muchos retos y oportunidades. En compañía del Núcleo y Cenipalma se brindan capacitacionesy se incentiva el diálogo productor a productor, para lograr que los sueños y metas de losempresarios palmeros se vuelvan a realidad.