La extensión es el multiplicador de lo que cualquier agremiación adelanta en materia de investigación; sin extensión muchos de estos trabajos se quedarían en los laboratorios. Y lograr que toda esa ciencia se convierta en aplicaciones prácticas en los cultivos es probablemente la razón de ser y la última parte del trabajo de la Federación. Así lo reconoció la Junta Directiva de Fedepalma durante la edición 52.o Congreso Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite, cuando le otorgó a Jorge Alonso Beltrán un reconocimiento por la labor que ejerció como Director de Extensión de Cenipalma. Fue una manera de representar la gratitud por parte de todo el sector por sus años de servicio y brindarle un homenaje en la culminación de su período laboral dentro de la organización.
Jorge Alonso Beltrán ingresó a Cenipalma en 2008 como Líder de Validación de resultados de investigación y transferencia tecnológica con el propósito inicial de fortalecer esta área.
En ese proceso avanzó varios años y, a finales de 2011, la Federación le encomendó una labor muy importante. “Fui asignado como Coordinador de Manejo Fitosanitario encargado, cargo que recientemente se había creado en la Federación, y tenía como función todo el manejo relacionado con la Pudrición del cogollo (PC), la cual, en ese momento, era crítica en diferentes regiones del país”, comparte.
Después de realizada esa tarea, nuevamente retomó el liderazgo de transferencia de tecnología y, en el año 2017, asumió la Dirección de Extensión de Cenipalma.
Gratitud por el camino recorrido
Después de más de 16 años en el sector, Jorge comparte lo que esta experiencia le ha significado: “Primero que todo, un agradecimiento a la vida por haberme dado la oportunidad de estar en un sector tan importante para el país, pues, según la FAO, de los 11 cultivos que mueven la economía en el mundo, el aceite de palma ocupa el quinto lugar. Para mí es un honor y un privilegio pertenecer a un sector como el palmero”.
Igualmente reconoce que otro de los aspectos por los que se siente afortunado fue la oportunidad de haber recorrido gran parte de la geografía del país y conocer diferentes culturas. “De igual forma, en toda la trayectoria por el medio palmero fue enriquecedor conocer tantos técnicos y profesionales que, de una u otra manera, nos abrieron las puertas. Ya que estamos en 70 Núcleos, esa gran disponibilidad de hacer un trabajo en conjunto con los gerentes de muchas empresas también fue muy enriquecedor”, añade.
En un rol de grandes exigencias
Durante el ejercicio de sus funciones, Jorge también tuvo que enfrentar grandes retos y uno de los más desafiantes fue precisamente el encargo de la Coordinación de Manejo Fitosanitario.
Pasábamos por momentos muy críticos en las zonas, como en Tumaco. Una zona en la que se perdieron 35.000 hectáreas de la noche a la mañana y con productores que solo viven de eso. Fue un momento muy difícil, porque estábamos ejecutando un proyecto con el Ministerio de Agricultura precisamente para erradicar todas las palmas que habían sido afectadas por la PC y en esa labor ocurrieron situaciones muy difíciles con las comunidades, hasta el punto de que llegaron a retener los equipos, hubo derrumbe de torres, enfrentamientos, etc. Afortunadamente, cuando pararon ese proyecto, ya habíamos ejecutado el 98 % de los recursos y los resultados se manifestaron más adelante. Como ya había híbrido sembrado, con la eliminación de todas esas palmas afectadas por PC, se acabó el tema del Rhynchophorus; entonces, los que ya venían sembrando híbridos quedaron tranquilos. Eso permitió que la zona hoy en día tenga 22.000 hectáreas nuevamente.
Jorge Alonso Beltrán.
En general, en su vida tuvo dos grandes momentos de trabajo: uno fue en el Centro Internacional de Agricultura Tropical, (CIAT), donde trabajó por 25 años y otro en Cenipalma, pero hubo una gran diferencia entre ellos. “La junta directiva del CIAT son miembros de distintas regiones del mundo; la diferencia aquí es que los miembros de las juntas son los mismos dolientes y eso hace que uno tenga retos constantemente. Esto no para y tienen toda la razón: están aportando permanentemente de lo que están produciendo y, por supuesto, siempre están esperando a que haya algo mejor”, puntualiza.
Una continuidad de aportes
Lo que Jorge quiere de ahora en adelante es compartir más tiempo con su familia y corresponder en alguna medida lo que ha obtenido en la vida, algo que ya ha comenzado a hacer. “En mi niñez estudié hasta quinto de primaria en una escuela rural e hice mi primer año de bachillerato en un colegio agrícola. Entonces, lo que yo quiero en Buga, en Restrepo, en Darién, es devolver parte de lo que uno aprende en la vida. Uno también tiene que ser agradecido con la vida, agradecido con los medios y agradecido con el país. Estudié en una universidad pública y eso me permitió tener una carrera. Quiero retribuir eso a mucha gente que no tiene esa oportunidad”, expresa.
Una emotiva despedida
Ya que considera que Cenipalma fue su segundo hogar, Jorge confiesa que extrañará mucho sus amigos, sus compañeros de trabajo y la institución donde aprendió tanto.
Una expresión que engloba la manera como se siente al dejar la corporación es la de “sentimientos encontrados”. “Ya viví algo similar. Mis papás fueron muy longevos: mi papá murió de 84 años y mi madre murió de 93; entonces, cuando los tenemos a esa edad, uno dice: ‘yo estoy preparado para cuando ellos se vayan’. Pero no es así. El día que faltan, el dolor es muy grande. Ahora sucede lo mismo. Yo ya me estaba preparando, pero en el momento en que uno comienza a hacer el empalme, cuando me dieron ese reconocimiento tan lindo en el congreso, es muy duro”, reconoce.
Por otro lado, Jorge expresa que se va contento por “los resultados dados, por todas las bonitas experiencias, por el compartir con gente tan querida”.
También quiero dar un agradecimiento a mi familia. A Claudia, mi esposa, a Andrés Felipe, Juan David y Harold, quienes siempre han estado pendientes de mí y ellos son mi motor para todo lo que he hecho, porque también ha habido momentos difíciles. En toda la vida, mi trabajo ha sido fuera de la casa; no era en la ciudad. Entonces, yo siempre viví trabajando en otros lugares y eso es un sacrificio para la familia, pero hoy en día se ven los frutos. Mis hijos ya son adultos, están trabajando y permanentemente están muy atentos a lo que voy a hacer. Tengo el apoyo completo y eso es parte del recorrido de la vida.
Jorge Alonso Beltrán.
Desde la Federación, extendemos un agradecimiento especial a Jorge Alonso por más de 15 años de dedicación y compromiso con el sector palmicultor de Colombia.