Por:
Olga Lucía Mora, Nutricionista Dietista
Natalia Carolina Londoño Univio, Asistente de Investigación de Cenipalma
El Proyecto Especial de Salud y Nutrición Humana de Cenipalma, en convenio con la Asociación Colombiana de Nutrición Clínica, realizó el pasado 19 de septiembre el conversatorio “Grasas y aceites: impacto en salud, tendencias de consumo y oportunidades del sector”. El objetivo de este espacio fue presentar la mejor evidencia científica disponible sobre el efecto de las grasas y los aceites comestibles en la salud, así como las tendencias de consumo y los retos que enfrentan los productores y comercializadores de esta categoría de alimentos. En esta oportunidad, las invitadas fueron la Nutricionista Dietista Bertha Forero, asesora de la Asociación Colombiana de la Industria de Grasas y Aceites Comestibles (Asograsas); Paula Muñoz, Presidente de Asograsas; y Sofía Olaya, Directora del Observatorio de Entretenimiento y Comidas de Raddar, con la moderación de la Nutricionista Dietista Olga Lucía Mora.
Grasas: nutrientes fundamentales durante todo el ciclo vital
La conversación inició con Bertha Forero quien describió las actuales recomendaciones de consumo de grasas para la población colombiana y sus similitudes con las establecidas en patrones dietarios globalmente reconocidos como la dieta mediterránea y la DASH (Dietary Approaches to Stop Hypertension).
En su intervención mencionó que Colombia cuenta con dos herramientas que establecen la recomendación del consumo de grasas en la población colombiana: las Recomendaciones de Ingesta de Energía y Nutrientes (RIEN) y las Guías Alimentarias Basadas en Alimentos para la población colombiana (GABAS). Las RIEN son una estimación de la cantidad de las calorías y de los nutrientes que se deben ingerir para alcanzar un estado óptimo de salud y bienestar a partir de las características de los individuos como el sexo, edad, actividad física y/o un estado fisiológico específico como el crecimiento, la gestación o la lactancia. Colombia generó las RIEN considerando referentes internacionales como las recomendaciones para calorías y nutrientes fijadas por Estados Unidos y Canadá, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), y la Organización Mundial de la Salud (OMS) entre otras.
Por su parte, las GABAS consideran los determinantes sociales de la Seguridad Alimentaria y Nutricional (SAN), así como los patrones de producción y consumo de alimentos, nutrientes críticos, conceptos de alimentación sostenible y saludable y el carácter pluriétnico y multicultural del país. La experta indicó que, si bien, deben considerarse los requerimientos individuales, la recomendación para la población colombiana adulta sana es que 30 % de la energía diaria provenga de grasas y, de estas, que 8-10 % corresponda a grasas saturadas, proporción similar a las consideradas en los patrones mediterráneos y DASH.
Al consultarle por la importancia fisiológica de los ácidos grasos saturados, la Nutricionista Dietista Bertha Forero, indicó que además de ser fuente de energía, forman parte de las membranas celulares, son componentes básicos de las hormonas y que algunas vitaminas (las liposolubles como las A, D, E y K) solo se pueden absorber si la dieta incluye grasas.
Paula Muñoz mencionó que es urgente divulgar la importancia de las grasas comestibles en la salud pues la desinformación en torno al tema es evidente y se genera por parte de influencers no calificados e invita a que las políticas públicas consideren la educación nutricional a la población. Agregó que la producción y comercialización ilegal de grasas y aceites comestibles (cercana al 35 %) son un riesgo para la salud pública pues se desconoce no solo la composición y calidad de los aceites sino las prácticas de manipulación.
¿Cuáles son las motivaciones de consumo de aceites y grasas en Colombia?
Para abordar el tema de tendencias de consumo, Sofía Olaya comentó que se ha dado una importante transición generacional en los compradores de alimentos, incluyendo los aceites y grasas comestibles. Hoy se cuenta con familias más pequeñas, consumidores más exigentes y preocupados por personalizar su alimentación, antes se compraban alimentos por necesidad y ahora el criterio es calidad, antes el consumidor era cazador de precios y ahora es cazador de valor. La experta en investigación de mercados agregó que se evidencia la satanización de algunas categorías de alimentos fundamentalmente por falta de información de fuentes científicas confiables.
El conversatorio terminó con la invitación a seguir generando espacios de divulgación científica en nutrición y alimentos con la participación de diferentes sectores y con tres conclusiones:
- Las grasas dietarias son fundamentales durante todo el ciclo vital.
- La regulación en alimentos debe ir acompañada de estrategias de educación alimentaria y nutricional dirigidas a los consumidores.
- La “alfabetización nutricional” masiva permitirá que los consumidores estén verdaderamente informados e incluyan en su alimentación diaria, sin temor, diferentes categorías de alimentos.