El pasado 5 de diciembre, Fabio González, quien ha sido gerente de la empresa Palmas del Cesar durante 28 años, fue nombrado como uno de los 100 nuevos líderes de Colombia, un ejercicio organizado por Prisa Media, Caracol Radio y El País. Para este reconocimiento se consideraron los aportes que estos ciudadanos han hecho al país en lo que respecta a su cambio social, económico y político.
En una entrevista exclusiva para El Palmicultor, Fabio González compartió su visión y experiencias a lo largo de su trayectoria. El ingeniero agrónomo de la Universidad Nacional, con 41 años de labores en Palmas del Cesar S. A., ha logrado llevar a la compañía a ocupar una posición de liderazgo en el sector palmero, con la mayor capacidad instalada y la planta extractora más moderna de Colombia.
Ser reconocido como uno de los 100 nuevos líderes de Colombia significa un gran honor y también esa responsabilidad de seguir haciendo cosas que valgan la pena, de seguir trabajando con un propósito en la vida, formando gente, aprendiendo y aportándole a la sociedad.
Uno de los más grandes logros que ha alcanzado esta compañía es obtener la certificación de la Roundtable on Sustainable Palm Oil, para lo cual introdujo tecnología de punta y soluciones con responsabilidad social y medioambiental, como la gestión eficiente del agua, la protección de suelos, el control de emisión de gases de efecto invernadero y la conservación de la biodiversidad.
En cuanto al aporte social, la principal innovación en este campo adelantada por González es el Núcleo Palmero de Palmas del Cesar, el cual cuenta con cerca de 11.000 hectáreas, 3.500 de las cuales son propiedad de la compañía y las demás pertenecen a más de 300 cultivadores de palma de aceite de pequeña escala, a quienes la compañía les realiza transferencia tecnológica y los apoya en asuntos de carácter técnico, económico y social.
Con una economía responsable
La empresa Palmas del Cesar S. A., ha sido pionera en el sector con la puesta en marcha de iniciativas de economía circular, como la planta de biogás y la de biocompost. El directivo de esta compañía comparte cómo surgieron estos importantes planes: “La idea de invertir en proyectos de economía circular surgió de una epifanía que tuve personalmente en Malasia hace unos 6 años en un congreso, cuyo lema fue “la biomasa es oro”; en ese momento entendí profundamente lo que significaba estar frente a una gran oportunidad con la inmensa cantidad de biomasa que genera el cultivo de la palma”.
Para este palmero visionario había que hacer algo más de lo que se venía haciendo para sacar un mayor aprovechamiento de esa materia orgánica y obtener el balance entre lo que significa el equilibrio ambiental y un aprovechamiento económico, porque “la sostenibilidad no solamente es cuestión de ética sino de aritmética; o sea, en medio de todo lo que haya que hacer por el cuidado del medio ambiente, también hay que intentar que las compañías puedan beneficiarse con unos recursos adicionales por medio de proyectos ganadores”, puntualiza.

Con este criterio en mente, González decidió darle dos manejos diferentes a la biomasa que obtiene de la planta extractora. Uno fue la planta de biocompost, donde llegan las tusas crudas que anteriormente se disponían en el campo y generaban algunos riesgos ambientales. “Ahora las tratamos en esta planta en un proceso aeróbico controlado junto con lodos que provienen también de los sistemas de tratamiento, cenizas, fibra, etc. Con este tratamiento estamos haciendo una mitigación muy grande de riesgos ambientales”, comparte.
Por otro lado, las aguas residuales de los sistemas de tratamiento pasan por un proceso anaeróbico controlado mediante lagunas carpadas. La generación de biogás que allí sucede ya no sale a la atmósfera, continúa explicando González, “sino que lo estamos quemando en una TEA; es decir, eliminamos el metano que es un gas efecto invernadero muy potente, 21 veces más contaminante que el CO2, de suerte que allí también tenemos una importante mitigación de daños ambientales. Esto, junto con la planta de biocompost, suman en todo este proceso de sostenibilidad al que le ha ido apostando la compañía”.
Con todo lo anterior es comprensible que González haya sido reconocido como un líder digno de destacar en el gremio y en el país. En este sentido, el directivo galardonado piensa que “un líder del sector palmero tiene que aprender a lidiar con la complejidad y con las miradas de mediano y largo plazo”. Con la complejidad, porque todas las variables que se persiguen como objetivos en el cultivo de la palma son multifactoriales. Eso significa que el palmicultor está inmerso permanentemente en una cantidad de situaciones que cambian de un momento a otro.
De largo plazo, porque la palma es perenne. Todo ocurre a una velocidad distinta a la del resto de las actividades que solemos hacer en nuestra vida diaria y eso a veces cuesta trabajo, porque muchas veces queremos que los resultados se vean inmediatamente y eso no pasa en la palma. Y si uno pierde la brújula y no entiende que no hay otra manera de lidiar, para que lo que hagamos hoy se vea entre dos, tres o cuatro años, eso es un gran reto para un líder del sector palmero.
Desde su amplia experiencia personal y profesional, González considera que un líder tiene que ser un formador de gente, que siempre tenga una actitud de aprendizaje y, además, posea las condiciones que le generen credibilidad y confianza a las personas y a sus equipos.