Por:
Juan Camilo Rey Sandoval, Investigador Asociado I, Área de Suelos y Nutrición, Programa de Agronomía
Luis Guillermo Teherán Sierra, Investigador Postdoctoral, Área de Suelos y Nutrición, Programa de Agronomía
Landers Isaac Torres Vera, Tecnólogo de Campo, Área de Suelos y Nutrición, Programa de Agronomía
Avdoni Sánchez Reinoso, Estudiante Pasante, Área de Suelos y Nutrición, Programa de Agronomía
La implementación de prácticas que permitan conservar y mejorar la fertilidad del suelo (química, física y biología), es una alternativa agronómica de gran relevancia, pues se considera al suelo como uno de los factores que determinan la producción agrícola, ya que es este el medio en el cual se desarrollan las raíces y constituye la reserva de agua, nutrientes y otras sustancias necesarias para el metabolismo de las plantas y la consecuente producción de fruto.
Al respecto, durante el proceso agroindustrial de la producción de aceite de palma se generan varios subproductos sólidos como los racimos vacíos o tusa, los cuales pueden ser aplicados directamente al suelo o pasar por un proceso de compostaje, el cual se define como “un proceso de biodegradación de una mezcla compleja de sustratos llevada a cabo por comunidades microbianas en condiciones aeróbicas en estado sólido”, es decir, se presenta una transformación del material orgánico de tal manera que este se convierta en estable y seguro para el uso agrícola.
De manera general, cuando se usa el compost de tusa o racimos vacíos se busca mejorar la fertilidad del suelo y suministrar parte de los nutrientes contenidos en dichos residuos como complemento a la fertilización del cultivo además de enmarcarse en el concepto de economía circular y de sostenibilidad y promover efectos ambientales positivos como la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), e incrementar la captura de carbono en el suelo.
Lo anterior es actualmente una necesidad y una estrategia de aprovechamiento que añade valor a la cadena productiva y permite la reducción de la huella de carbono de la producción de aceite de palma crudo, además de mitigar los impactos negativos del cambio y la variabilidad climática; aspecto que toma relevancia cuando se considera que cerca del 75 % de los suelos cultivados con palma de aceite en Colombia presentan baja fertilidad y que la situación actual respecto al costo y la incertidumbre de adquisición de los fertilizantes pone en riesgo el agronegocio palmero.
Cenipalma ha evaluado el efecto de la aplicación de tusa o racimos vacíos de palma de aceite como práctica que tiene efectos en el aumento de la fertilidad del suelo (ya que mejora el reciclaje de nutrientes, la capacidad de intercambio catiónico, la permeabilidad, la estructura, la materia orgánica, la actividad de organismos, entre otros), y promueve mayores rendimientos y que cuando aplicados al cultivo tienen efectos positivos en el crecimiento y producción del cultivo.
Investigación del uso de compost de tusa en cultivos de palma de aceite joven en Zona Oriental
Actualmente, la plantación Palmasol S. A., (ubicada en el municipio de San Martín, Meta) con apoyo de Cenipalma se encuentra desarrollando un trabajo de investigación en el que se evalúa el efecto de dosis y formas de aplicación de compost de tusa en la fertilidad del suelo y el cultivo de palma de aceite en etapa joven (1 a 3 años después de la siembra en campo). Dentro de las principales variables de interés se encuentran aquellas relacionadas con la química y la biología del suelo, la captura de carbono, la nutrición y el crecimiento del cultivo, además de los aspectos económicos relacionados con el uso de compost de tusa.
A partir del desarrollo de este trabajo se espera obtener información más precisa sobre las dosis óptimas del uso de esta biomasa, su influencia en el crecimiento de las raíces de la palma en etapa joven y el aumento de las comunidades de microorganismos promotores de crecimiento vegetal que interactúan directamente con la planta en la zona de la rizósfera.