Nicolás Pérez Marulanda, Presidente Ejecutivo de Fedepalma, reflexiona sobre la importancia del aceite de palma para la industria del biodiésel y cuenta detalles de las prácticas sostenibles que adoptó el sector y que hoy le permiten conquistar otros mercados.
¿El sector palmicultor en Colombia es hoy más sostenible?
Nicolás Pérez: la sostenibilidad llegó desde hace muchos años al sector palmero colombiano. Al ser un cultivo cuestionado en el mundo y en especial en el sudeste asiático por sus malas prácticas ambientales, laborales y sociales, en Colombia decidimos diferenciarnos drásticamente a partir de 10 principios y así apostarle a la sostenibilidad. Este sector no es motor de deforestación y se desarrolla dentro de la frontera agrícola. Cuenta con una alta formalidad laboral y una vocación inclusiva para acoger a productores de todos los tamaños. Estos aspectos son la base de la estrategia de aceite de palma sostenible de Colombia (APSColombia).
¿Qué tan importante ha sido este valor diferencial para competir en otros mercados?
N.P.: hay mercados como la Unión Europea que han comenzado a ser muy exigentes en materia regulatoria asociada con sostenibilidad. El primero de enero de 2025 entrará en vigencia la directiva de deforestación que cubre seis productos agropecuarios incluyendo el aceite de palma.Con esto se le exigirá al importador hacer trazabilidad al lote donde se cultivó para determinar que no hubo deforestación asociada. Para nosotros es una oportunidad de demostrar que nuestro aceite se produce de forma diferente en Colombia y que podemos ingresar a mercados exigentes y de alto valor. Sabemos que también se vienen requerimientos en temas de legislación nacional y directivas en derechos humanos y laborales, para lo cual APSColombia será clave.
¿Cuáles han sido los principales logros en este sentido?
N.P.: el principal ha sido la inclusión efectiva de 6.000 productores de pequeña escala de zonas deprimidas en esta industria con vocación exportadora, con múltiples usos y teniendo en cuenta que el aceite de palma es el más consumido por los hogares del país, es un componente esencial de la canasta alimenticia y es la única materia prima disponible para producir biodiésel. Es una agroindustria inclusiva y moderna.
¿Cómo ve la industria de los biocombustibles en el país?
N.P.: es una industria madura. Hoy, el biodiésel representa el segundo mercado para el aceite de palma colombiano dado que cerca de 700.000 toneladas anuales se destinan a su producción. Esto nos permite responder a la normatividad que señala que el 10 % de la mezcla total del combustible expedido en el país corresponde a este tipo de producto. Además, estamos trabajando para que las estancias correspondientes certifiquen el aceite de palma colombiano como materia prima para combustible sostenible de aviones.
¿Cuál es el mayor desafío para materializar todos esos proyectos?
N.P.: Lograr que todos los palmicultores de Colombia, especialmente los pequeños, transiten la ruta de la sostenibilidad y se certifiquen bajo el estándar APSColombia.Esto no solo implica cumplir los requisitos legales básicos, sino que incentiva la rentabilidad, la eficiencia y el negocio. Un claro ejemplo por seguir para otros sectores.
*Contenido publicado con el apoyo de Semana.