Por:
David Arturo Munar-Flórez, Asistente de Investigación – Programa de Procesamiento y Usos de Cenipalma
Nidia Elizabeth Ramírez-Contreras, Investigadora Posdoctoral, Líder del Área de Biorrefinería y Sostenibilidad – Programa de Procesamiento y Usos de Cenipalma
Jesús Alberto García-Núñez, Investigador Titular, Coordinador del Programa de Procesamiento y Usos de Cenipalma
A nivel global, el sistema energético está en transición a fin de lograr emisiones netas cero de gases de efecto invernadero (GEI) para el año 2050 y contribuir a limitar el aumento de la temperatura global a no más de 1.5 °C. Esta transición implica una mayor participación de la bioenergía en las matrices energéticas de cada país. Por tanto, el uso de la bioenergía es clave para lograr las metas globales de reducción de emisiones y una economía de energía baja en carbono. La transición hacia un sistema energético global de bajas emisiones presenta una oportunidad valiosa para considerar la agroindustria del aceite de palma como un componente clave en la producción sostenible de bioenergía.
Los procesos de conversión de biomasa para producir biocombustibles, bioenergía y productos químicos de valor agregado (biomateriales) son integrados en instalaciones denominadas biorrefinerías. En el contexto de la agroindustria del aceite de palma, una biorrefinería puede procesar no solo el aceite de palma, sino también la biomasa para producir bioenergía y otros productos útiles. Este enfoque valoriza la biomasa y el aceite de palma e integra el concepto de economía circular.
Operativamente, las biorrefinerías son capaces de integrar tecnologías para la obtención de productos con bajas huellas ambientales. Por ejemplo, los procesos de producción de combustibles sostenibles de aviación (SAF por sus siglas en ingles), pueden incorporar la producción de hidrógeno renovable para reducir las emisiones de CO2 y reemplazar el hidrógeno de origen fósil, creando un ciclo cerrado más sostenible.
El cultivo de palma de aceite podría contribuir a la oferta de energía renovable. Por ejemplo, la biomasa residual, tanto líquida como sólida, puede ser utilizada para generar biogás y ser convertida en biochar y otros bioproductos a través de procesos térmicos, físicos y químicos. Sin embargo, es esencial asegurar que su producción sea sostenible, minimizando el impacto ambiental y las emisiones de GEI.
La bioenergía y los bioproductos derivados de la agroindustria de palma de aceite ofrece versatilidad en términos de materias primas y optimización de recursos. En cuanto a los portadores de energía y aplicaciones, es posible obtener biocombustibles de todo tipo (figura 1), generando energía térmica y eléctrica, y proporcionando combustibles renovables para el sector del transporte (terrestre, aéreo y marítimo).
Transformando residuos de palma de aceite en energía renovable
En la agroindustria de aceite de palma, una de las principales rutas de conversión es la transesterificación del aceite de palma para producir biodiésel, utilizado en motores de combustión. Además, los residuos sólidos, como la fibra, el cuesco y las tusas, se pueden emplear en procesos de combustión directa o gasificación para generar energía térmica y eléctrica. La biomasa líquida o el POME (Palm Oil Mill Effluent) resultante puede ser sometida a digestión anaeróbica para producir biogás, fuente de energía renovable. Adicionalmente, el sector está explorando rutas más avanzadas como la producción de biohidrógeno, que puede obtenerse a través de la gasificación de la biomasa seguida de un proceso de reformado con vapor. El biohidrógeno es un portador de energía limpio que puede utilizarse en celdas de combustible para generar electricidad con cero emisiones.
Otra ruta emergente es la producción de SAF, que se obtiene mediante el hidrotratamiento del aceite de palma. Este biocombustible avanzado es crucial para la descarbonización del sector aeronáutico. Finalmente, la producción de biometano a partir de la digestión anaeróbica de residuos de palma ofrece otra vía significativa para la obtención de bioenergía. El biometano puede inyectarse en redes de gas natural o utilizarse directamente como combustible para vehículos. Estas rutas permiten una utilización integral de los recursos de la palma de aceite, contribuyendo a la oferta de energía renovable y promoviendo prácticas sostenibles en la agroindustria (Figura 1).
A medida que aumenta la participación de energías renovables como la eólica y solar, se requiere un equilibrio para garantizar un suministro estable. La bioenergía, con su capacidad de adaptarse en insumos, productos y operaciones, ofrece una solución integral que va más allá del sector eléctrico. Ejemplos prácticos han demostrado su eficacia y necesidad en el mercado. Por tanto, las políticas y estrategias nacionales deben considerar estas capacidades al diseñar programas de apoyo y marcos regulatorios para la bioenergía derivada de la biomasa agroindustrial. La cuantificación de los beneficios ambientales y climáticos es fundamental para justificar inversiones y desarrollar políticas efectivas. El uso de indicadores clave de rendimiento (KPI) y de índices de sostenibilidad adecuados permitirá medir la bioenergía derivada de la agroindustria del aceite de palma, demostrando su carácter sostenible y maximizando los beneficios en este sector.