Por:
Gabriel Alejandro Molano Rojas, Especialista de Publicaciones
“Cuando me despierto todas las mañanas la primera palabra en la que pienso es palma”, parece algo poco común, pero para Adolfo Sepúlveda es su realidad y su día a día, y no por nada logró ganar el Premio al Mejor Productor de Pequeña Escala con Mejor Productividad en 2021.
Pero sus logros van más allá. En su finca La Pastrana, ubicada en la vereda La Fortuna, en Chigorodó, Antioquia, actualmente tiene sembradas 10 hectáreas de palma de aceite, logrando un récord de producción de aceite de 48 toneladas por hectárea al año, en parte por su dedicación, esmero y amor por la agricultura.
Todo inició en 2015 cuando tomó la decisión de sembrar palma de aceite en una región en la que el banano es tradicional. Fue así como se empezó a hablar de las buenas productividades de la palma y Adolfo decidió dar el primer paso, lo que lo llevó a sembrar sus primeras 6,7 hectáreas.
Él es un hombre de campo, de esos que no le tiene miedo a probar cosas nuevas, pues pasó por cultivos de café, cacao y caña de azúcar, pero al final se dejó enamorar por el fruto de la palma; ese que, gracias a su experiencia en otros cultivos y al tener claro que hay que aprovechar el material orgánico de otro tipo de plantaciones, puso en práctica todos sus conocimientos para emprender en algo nuevo.
La palma generalmente inicia su etapa productiva a los 60 meses, pero yo puse a producir mi cultivo en solo 32. La productividad media en el país estaba en 18 toneladas por año, pero yo actualmente tengo una productividad de 48 toneladas por hectárea al año, cifra que pone a la palmicultura colombiana en los ojos del mundo entero.
Adolfo Sepúlveda, palmicultor zona del Urabá.
¿Cómo logró esa productividad?
Para Adolfo Sepúlveda no hay una fórmula exacta que ayude a aumentar la productividad en el cultivo, pero según él, la dedicación, disciplina y hacer las cosas con amor son las claves del éxito, aunque reveló uno de sus secretos:
Mi cultivo lo denominan como un jardín porque lo hacemos con mucha dedicación, si tenemos una palma enferma la asistimos de inmediato, esto yo lo llamo agricultura individualizada, a cada palma le hacemos un tratamiento distinto.
Adolfo Sepúlveda, palmicultor zona del Urabá.
Un negocio familiar
Adolfo vive con sus tres hijos y su esposa, todos están involucrados en el cultivo de la palma de aceite y como lo comenta él “este cultivo tiene 7 años y mis hijos han crecido mirando lo que yo hago…”
En familia todo es mejor, por eso, cada integrante tiene un rol importante, el hijo menor abarca el tema de polinización, su otro hijo le ayuda con la cosecha y el mayor es el encargado del cargue de las volquetas con el fruto de la palma. Además, su esposa es la que lleva la contabilidad.
Gracias al trabajo en familia, Adolfo se ha convertido en productor líder de la zona del Urabá antioqueño, él está muy presto a mejorar día a día sus procesos productivos, mejorando y manteniendo su cultivo en buen estado fitosanitario realizando una nutrición balanceada acorde a las necesidades del cultivo. Sumado a esto, en su finca, La Pastrana, que es ejemplo a nivel nacional, se han realizado días de campo, giras, talleres y capacitaciones con el fin que muchos palmicultores aprendan más sobre el cultivo de palma de aceite.