Por:
Maria Clara Obregón, Nutricionista – Magister en Nutrición Humana
Artículo del Boletín N° 44 de Salud & Nutrición.
Los triglicéridos de cadena media (AGCM) están conformados por ácidos grasos con un número de carbono que va entre los 6 y 12 átomos y representan aproximadamente un 10 % de la ingesta de grasa diaria. Se denominan ácido caproico (C:6), ácido caprílico (C:8), ácido cáprico (C:10) y ácido láurico (C:12) Su interés fisiológico se debe principalmente a sus propiedades metabólicas que hacen más rápida y completa su digestión, absorción, transporte y su utilización como fuente de energía, ya que una vez son absorbidos, pasan directamente a la circulación portal, probablemente unidos a la albúmina sin necesidad de ser reesterificados a nivel intracelular. Son reguladores metabólicos al modificar los niveles de hormonas circulantes y metabolitos.
Sus fuentes naturales son los frutos de las semillas de coco, el aceite de palmiste (proveniente de la almendra del fruto de la palma Elaeis guineensis), el aceite de palma, la leche materna y algunas leches animales.
Metabolismo hepático y extrahepático
En cuanto a su rápida oxidación, esta se debe en primer lugar a que en la célula hepática estos no son significativamente incorporados a los lípidos sintetizados (a diferencia de los de cadena larga), cruzan la doble barrera mitocondrial muy rápidamente (no necesitan la presencia de carnitina) y están disponibles para su rápida oxidación (como resultado promueven la generación de cuerpos cetónicos). De igual manera, en los tejidos extrahepáticos donde tampoco se incorporan en los lípidos que estos sintetizan, se encuentran disponibles más rápidamente para su oxidación (4).
Los (AGCM) son totalmente seguros, la Asociación Dietética Americana ha publicado un informe donde señala que cuando se consumen de forma moderada por adultos pueden ser seguros y útiles para disminuir el contenido de grasa de los alimentos y jugar un papel importante en el control del peso corporal (5).
Rol de los AGCM en la salud y enfermedad
Los AGCM han sido utilizados para el tratamiento de una gran variedad de trastornos; se han encontrado beneficios en la pérdida de peso a partir del incremento en la saciedad (probablemente por la producción de cuerpos cetónicos como B-hidroxibutirato), disminución del vaciamiento gástrico (aumento en la concentración del péptido PYY) y un incremento en el gasto energético, mejoramiento de la resistencia a la insulina, efectos inmunomodulatorios, cuidado de la piel y más recientemente podrían actuar de manera positiva al mejorar la cognición en el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer (4).
La obesidad, en particular aquella de localización central es un importante factor por controlar dada su implicación en el síndrome metabólico y por elevar el riesgo cardiovascular. Los AGCM pueden considerarse un alimento o ingrediente funcional en su tratamiento, debido a su efecto sobre la termogénesis, la oxidación y metabolismo de las grasas y la resistencia a la insulina (4). Al no ser almacenados en los adipocitos o en otros tejidos, se ha buscado desde hace años la manera de “confeccionar grasas” o elaborar dietas con este tipo de ácidos grasos a fin de que puedan contribuir al control del peso corporal en humanos y reducir a su vez los efectos deletéreos de la obesidad.
Específicamente en cuanto al gasto energético, estudios realizados en humanos han mostrado que la sustitución de triglicéridos de cadena larga (TCL), por triglicéridos de cadena media (AGCM), en dosis de 30 g al día, supone un gasto energético mayor entre un 48 % al 65 % en comparación con el estado basal, dosis mayores no han demostrado un efecto tan positivo (5).
Su utilización, favorece los niveles postprandiales de glucosa en personas con diabetes tipo 2, y presentan además como ventaja terapéutica, mejorar la funciona cognitiva en pacientes con diabetes tipo 1 grave y preservan la función cerebral en situaciones de hipoglicemia. La ingesta recomendada para personas adultas se encuentra entre 30 y 100 g, lo que cubre hasta 50 % del requerimiento diario de energía (5).
Efecto antiinflamatorio
Su utilización promueve la proliferación celular y la producción de moco a nivel de la mucosa intestinal, el cual puede ejercer un efecto protector en el intestino de pacientes que tienen enfermedad inflamatoria intestinal o infecciones intestinales, el potencial efecto antiinflamatorio ha sido demostrado en la colitis inducida químicamente en ratas.
Ácido láurico
Es un ácido graso de cadena media, presente en fuentes como el aceite de palmiste, la leche materna y las semillas de coco. Sus propiedades han sido objeto de estudio y se han identificado varios beneficios para la salud cardiovascular (6), (7).
En primer lugar, se ha observado que el ácido láurico exhibe una notable actividad antiinflamatoria. Esta propiedad es esencial, ya que la inflamación crónica está vinculada a diversas enfermedades cardiovasculares. Además, se ha demostrado que su consumo no afecta negativamente a los niveles plasmáticos de homocisteína, un indicador de riesgo cardiovascular, lo que sugiere que el ácido láurico no contribuye a dicho riesgo (6), (7).
De esta forma tiene un impacto positivo sobre las lipoproteínas de alta densidad (HDL), conocidas comúnmente como el “colesterol bueno”. El consumo de ácido láurico se asocia con un aumento en los niveles de HDL, lo que sugiere un potencial efecto hipolipemiante (6), (7). Este fenómeno podría ser beneficioso para la salud cardiovascular al contribuir a mantener niveles saludables de colesterol en el organismo.
Adicionalmente, se ha explorado la relación entre el ácido láurico y la actividad antioxidante. Este ácido graso parece reducir la acumulación de especies reactivas de oxígeno, que están vinculadas a la hipertensión arterial y la disfunción cardiovascular autonómica. La capacidad antioxidante del ácido láurico podría, por lo tanto, desempeñar un papel crucial en la prevención de estas condiciones al mitigar el estrés oxidativo (6), (7).
Salud de la piel
En cuanto a la salud de la piel, su consumo ha señalado que la aplicación tópica produce efectos benéficos al mejorar la condición de la piel a partir de una menor pérdida de agua aumentando la barrera natural de la piel y su integridad, especialmente en niños pretérmino, sin observarse efectos negativos.
Al ser rico en ácido láurico conocido por sus efectos antimicrobianos y antiinflamatorios puede ejercer efecto benéfico en la salud oral. Se encuentra en proporciones altas en el coco 48-60 %, (como se mencionó anteriormente), en el aceite de palmiste 41-47 % y en el aceite de palma 0,5-2 % respetivamente. Ofrece propiedades antibióticas y antivirales junto con su éster monolaurin, al tener una gran afinidad por las membranas que recubren los microbios. Algunos reportes han sido publicados sobre sus propiedades anticancerígenas (inhibitorias) in vitro, en estudios de cultivos celulares en cáncer de endometrio, colorrectal, hepatocelular, piel y seno; los cuales proveen datos importantes de los posibles efectos inhibitorios en las líneas celulares estudiadas.
Referencias
(5) Sáyago-Ayerdi, S. G., Vaquero, M. P., Schultz-Moreira, A., Bastida, S., & Sánchez-Muniz, F. J. (2008). Utilidad y controversias del consumo de ácidos grasos de cadena media sobre el metabolismo lipoproteico y obesidad USEFUL- NESS AND CONTROVERSIAL ISSUES OF MIDDLE- CHAIN FATTY ACIDS CONSUMPTION ON LIPID-PROTEIN METABOLISM AND OBESITY. Nutr Hosp, 23 (3), 191–202.
Artículo del Boletín N° 44 de Salud & Nutrición
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